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viernes, 30 de noviembre de 2012

0 Parte 2


- ¿Crees que estará lista para una terapia?
- Lo dudo mucho, pero no quieren esperar mas, dicen que necesitan respuestas y que las necesitan ya.
- Es pronto, pero ¿qué remedio? Dile a Damián que no haga planes esta tarde.
Uno de los dos salio de la habitación, luego oí como se acercaban a mi con un taconeo.
- ¿Evelyn?
No quería responder ¿De que iba todo aquello?¿Cómo que terapia?
Yo no estaba loca, yo llevaba un día a día normal, con conversaciones normales, hacía  alguna que otra idiotez cuando estaba con mis amigos... bueno, muchas idioteces, pero no hasta el punto de considerarme loca. Yo sobraba en aquel sitio, no hablaba sola, no me creía una superheroina y saltaba desde ventanas o me mecía en una esquina abrazando a mi muñeca de la infancia, ni tampoco hablaba cada noche con la tía Gretruth, que en paz descanse.
Abrí los ojos, la mujer que había junto a mí era pelirroja y llevaba gafas, era bastante guapa y rondaba los 40, su pelo era la única chispa de color en aquel lugar, todo era blanco, mi camisón, el techo, las paredes acolc... ¿Acolchadas? ¿En serio? ¿Pero quien demonios creen que soy yo?
- Tranquilízate -al parecer eso no lo había pensado, lo había gritado
- ¿Que me tranquilice? Perdone, ¿si usted se despertara atada y aislada estaría tranquila? - le dije enfadada, pero respiré para relajarme, cosas que hace cualquiera, como enfadarse, allí dentro podían significar una enfermedad mental.
La mujer me desató, me dijo que me sentara y me hizo un breve cuestionario; datos personales e historial médico.
- Esto es todo por ahora, ya es casi la hora de comer, en breve te traerán el almuerzo.
Asentí y la mujer se dispuso a irse.
-Ah, olvidaba presentarme, soy la Dra. Danielle Fay- permaneció parada unos segundos como esperando un "encantada" que no recibió.
- Lo se, lo pone en su placa, además de directora.
Se fue y cerró detrás de sí la pesada puerta.
Me senté el camastro y me dediqué a pensar en por que podría estar yo allí, poco después llegó un chico con la comida, era joven y de complexión fuerte.
El chico me miró con curiosidad, dejó la bandeja en la mesilla blanca que había a la entrada y se fue sin decir una palabra. Tenía hambre, así que me acerqué a la mesilla, la bandeja contenía una especie de puré entre anaranjado, verdoso... y otro color que no sabría describir y había un bol mas pequeño con lo que parecía ser arroz con leche, cogí la cuchara de plástico y me comí directamente el postre.
Después de unas dos horas pensando en los últimos días sin conseguir ver mas que manchas borrosas  la puerta volvió a abrirse, era la remilgada directora.
- Señorita Evelyn, venga conmigo.






















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