Se esconde en los mas remotos lugares y en los mas oscuros y ocultos callejones.
Nunca se donde puede estar.
Muchas veces me da la impresión de estar encontrándola y doy de bruces contra un frio muro.
A veces creo rozarla con la punta de los dedos, pero es cuanto menos escurridiza.
Hace ya mucho dejé de buscarla pensando que ya se cansaría de jugar y se dejaría encontrar, aunque fuera por aburrimiento.
Pero además de escurridiza es persistente, ahí sigue con la misma jugada.
Si acaso me cruzo alguna vez con ella es pura casualidad y vuelve a salir corriendo y riendo carcajadas como una niña pequeña.
Lo disfruta. Le divierte de sobremanera esconderse y que no la encuentre.
Yo ya me rendí, decidí no jugar al juego de la felicidad.
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© 2014 Mel Köiv Todos los derechos reservados
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